
Un día de boda: así se vive y así lo contamos en foto y vídeo
He estado en más de 500 bodas y, si cierro los ojos, aún puedo escuchar el murmullo de una casa que amanece distinta. Un día de boda no se mide en horas: se mide en respiraciones, manos que se buscan y miradas que por fin se encuentran. Nuestro trabajo es guardar eso sin interrumpirlo.
Preparativos: el comienzo íntimo




La ceremonia: los síes que no se olvidano




Un respiro juntos: la sesión de pareja



Cóctel: la fiesta empieza en los detalles
Vuelven los amigos, llegan los brindis, y las cámaras se mezclan con la conversación. Documentamos sin interrumpir: el primer sorbo de champán, la tía que baila antes que nadie, el amigo que cuenta una anécdota y os hace doblaros de risa.
Las fotos de grupo suceden sin megáfonos ni estrés: un momento, una mirada a cámara, un abrazo. En vídeo, hilamos saludos y pequeñas historias para que, al verlo, escuchéis otra vez el ruido bonito de esa tarde.



Banquete: palabras que abrigan
Las luces se calientan, los platos llegan, y con ellos los discursos. Aquí la emoción cambia de ritmo: aparecen las voces. Nos adelantamos medio paso para estar donde toca cuando pasa lo importante, pero sin cruzarnos.
Guardamos el brindis que tiembla, el beso robado entre mesas, la mano bajo el mantel que aprieta fuerte. La foto busca la carcajada y la lágrima; el vídeo cose las frases que se quedarán para siempre en vuestro archivo familiar.




Baile: el momento de soltarse
La pista se abre y, por unos segundos, solo existís vosotros. No pedimos coreografías imposibles: con una vuelta lenta y una mirada basta. Cuando la música sube, la cámara se vuelve cómplice: entra y sale, gira con vosotros, se cuela entre palmas y saltos.
Las luces del DJ, el humo tenue, los amigos alrededor… todo se mezcla en imágenes que huelen a celebración.



Lo esencial
Un día de boda es grande, pero se sostiene en cosas pequeñas: respirar, mirar, agradecer. Vosotros vivís; nosotros nos ocupamos de que esa verdad quede guardada en fotos y vídeo con respeto y cariño.
Si os apetece, puedo adaptar este relato a vuestro horario y lugar concretos —con un mini plan de luz y tiempos— para que el día fluya aún más. Y luego, simplemente, dejad que ocurra.
